La luz cegadora volvió a despertarlo.
Era la cuarta noche seguida que le sucedía. Tom abrió los ojos apenas unos milímetros.
Apoyó los antebrazos sobre el colchón incorporando levemente su torso.
Como cada noche supo que estaba sólo, que ella había desaparecido tras ese resplandor.
Sentía el cuerpo sudoroso y el corazón acelerado debido a los momentos pasados, levantó la sabana solo para comprobar que no todo era sudor en su cuerpo, nuevamente la marca del deseo estaba estampada en sus bóxers.
Se dejó caer pesadamente sobre la almohada y se cubrió los ojos con uno de sus brazos.
-Mierda, otra vez... –dijo Tom soltando un bufido de fastidio.
Tom no mojaba su ropa interior con poluciones nocturnas desde que tenía 12 años, pero en las últimas noches le había sucedido una y otra vez.
La chica con la que soñaba cada noche era la responsable de esa situación.
El reloj de su mesa de noche marcaba las 4 de la mañana, Tom se levantó y salió de su habitación, iría a la cocina a tomar un poco de agua.
Sentía la garganta seca por los gemidos que había emitido.
La casa estaba en silencio, Bill había salido con George y aun no había vuelto, lo habían invitado pero el dijo que no tenía ganas de salir
***Flash Back***
-¡¿Que no tenes ganas de salir?! –Había preguntado con asombro Bill alzando las cejas
-No, no quiero salir –dijo Tom
-¿Te sentís bien? –preguntó Bill con un dejo de preocupación
-Perfectamente. Sólo me quiero ir a dormir –le contestó Tom
-Para ver si aparece tu chica... –se burló su hermano un poco más tranquilo
-Ella es real –dijo Tom
-Tom te estás obsesionando –dijo Bill serio
-Bill, sé que ella existe –dijo Tom con firmeza
-Si, en tu mente –dijo Bill con una sonrisa socarrona
-Yo se que ella existe y algún día la voy a encontrar –había dicho Tom antes de dirigirse a su habitación cerrando la puerta de un golpe
*****fin Flash Back******
Pero ahora como cada noche, se planteaba si en realidad no estaría volviéndose loco.
Abrió la heladera y saco una botella de coca cola que bebió entera dando grandes tragos. Se quedó apoyado contra la encimera de la mesada, los brazos a los costados, las manos sobre el frío mármol y la cabeza hundida entre los hombros.
La primera imagen que se le vino a la cabeza en cuanto su mente se despejó, fue la de una chica de cabellos rubios cayendo por su espalda, con un vestido blanco como el reflejo de la luna, unos rasgos finos y perfectamente marcados, junto con unos grandes y tranquilizantes ojos azulez…era demasiado perfecta…quizás lo había soñado…pero era tan real…
-¿Dónde estás? –se preguntó en un murmullo
Se quedó allí unos minutos, no quería volver a su cama, no quería volver a dormir, no quería saber que ella sólo habitaba en sus sueños
Se separó de su apoyo y caminó cansinamente hacia su habitación.
Entró en la oscuridad del lugar que solo era interrumpido por el paso fugaz de las luces de los vehículos que circulaban por la calle.
Se sentó en el borde de la cama con los brazos sobre sus muslos, el viento que se colaba por la ventana abierta movió la cortina y Tom cerró los ojos.
Las imágenes de su musa aparecieron como por arte de magia
Ella se vislumbraba vaporosa en la ventana abierta, al principio creyó que solo era el movimiento de la cortina con el viento, pero no, ahí estaba ella.
La imagen más irreal que jamás había visto en su vida…la figura alta y delgada de una chica de espaldas a él.
Observaba a través de los ventanales que salían al balcón, una reluciente luna llena. La puerta de cristal que daba al exterior se encontraba abierta y la brisa nocturna hacía que sus ropas y su cabello se movieran levemente.
Un vestido blanco de tirantes, que relucía con el reflejo de la luna, que le llegaba a mitad de sus muslos dejando ver unas piernas perfectamente torneadas. La tela era sutil y que caía dejando notar levemente las curvas de su cuerpo…un cuerpo deliciosamente formado y deseable.
Los cabellos rubios caían hasta el final de su espalda como una cortina dorada. Su piel, al igual que toda ella, brillaba con ese reflejo de la estrella de las noches, de manera que el conjunto hacía que fuese completamente irreal.
Una imagen capaz de hacer perder la cabeza a cualquier persona.
Quería reaccionar…ser capaz de decirle algo a esa chica…pero ni siquiera era capaz de parpadear… lo atormentaba el miedo a que desapareciera si la dejaba de observarla durante un solo segundo.
La imagen fue variando ante los ojos de Tom mientras que esa figura se iba dando la vuelta poco a poco…su perfil…Tom estaba tan absorto en distinguir cada rasgo de esa perfecta imagen que distinguió a la perfección.
La curvatura de sus pestañas, como sus labios sumamente perfectos sobresalían en perfecta armonía con sus rasgos… Los ojos azules…tranquilos y serenos…al igual que todo su rostro y toda su expresión, quedaron frente a él, mirándolo fijamente…sin otra expresión aparente salvo tranquilidad.
Un pensamiento estúpido y repentino surcó su cabeza…como cada noche no había pensado en otra cosa, tenía que ser suya…
Sus pies se movieron hacia delante…con una serenidad que ni Tom siquiera comprendía, sin apartar los ojos de esa perfecta mujer, que simplemente lo miraba. Quedaron a escasa distancia cuando los pies de Tom se pararon…algo tenía esa chica que lo hipnotizaba…algo demasiado irreal pero a la vez demasiado apetecible…
El brazo de Tom se movió lentamente hacia ella .Tom, volvió a clavarse esos ojos en los de él, quería tocarla, la quería para él…
-Tom… -dijo ella susurrante
-Volviste... –dijo él con ansias
-Sí. Como cada noche hasta que por fin nos encontremos fuera de tus sueños –le dijo ella
-¿Cuándo va a suceder eso? –preguntó Tom tomándola de la cintura
-No lo sé –dijo ella antes de besar sus labios con suavidad
Tom podía sentir la calidez de su aliento al acercarse, la humedad de su lengua al pedir permiso para meterse en su boca.
Aquello era tan real que difícilmente podría ser un sueño.
Tom abarcó el etéreo cuerpo de la chica con sus brazos rodeando su cintura y la atrajo hacia su pecho.
Ella elevó los suyos para atraparle el cuello. Sus bocas seguían unidas, pendiente una de la otra
Tom movió la mano acariciando su cintura y presionó la curva de la columna vertebral, acercando el vientre de ella al suyo, sintiéndola más cerca.
Deslizó sus manos acariciando el perfecto y contorneado cuerpo de la chica hasta sus hombros, donde se hallaban los tirantes que mantenían el vestido fijo a lo largo de su cuerpo.
Separó los tirantes con lentitud, los cuales resbalaron por los brazos de ella junto con el vestido que quedó en el suelo. Tom la abrazó con fuerza, estrechándola en sus brazos y le faltó el aliento cuando se dio cuenta de que ella ya estaba totalmente desnuda.
Ella tiró un poco de los bóxers los cuales, terminó Tom por despojarse y dejando que cayeran también al suelo.
Lentamente fueron dejándose caer sobre la cama.
Ella se acomodó en la cama de manera de quedar tendida junto a él. Con su boca dibujó una línea sucesoria de besos desde su boca hasta su vientre lo que produjo una serie de pequeños estallidos de placer en todo el cuerpo en Tom. Giraron en la cama, quedando ella encima de él y reincorporando su espalda para quedar a horcajadas sobre Tom. Él no podía soportar estar alejado de ella, quería tenerla cerca siempre… Tom levantó también su espalda juntando sus pechos desnudos.
Las manos de Tom se movían por la espalda, besando su cuello, ella movió su cadera levemente haciendo que Tom gimiera de placer. El calor los envolvía y los llenaba de sensaciones inexplicables…él la acercaba más a sí mismo agarrando sus caderas y presionando su espalda, se estaba volviendo loco, esa mujer le hacía sentir lo que ninguna otra había conseguido, la perfección que la envolvía lo inducía a la locura y sus movimientos, ahora suaves, serenos, pausados y acompasados encima de él lo embriagaban de placer.
Tom giró sobre ella dejándola atrapada entre su cuerpo y el colchón de la cama. Las manos de él, a ambos lados del cuerpo de ella, quedaron posadas sobra la cama separando sus pechos. Con un movimiento certero entro en el cuerpo de lla al tiempo que lanzaba un gemido ahogado con los ojos cerrados. La cadera de Tom se movía provocando embestidas de placer en el cuerpo de la chica. Los músculos de los brazos de Tom, eran fuertes pero estaban tensos y cansados por el esfuerzo de mantener su peso. Ella se agarraba a las sábanas con todas sus fuerzas.
Tom, calló de nuevo sobre ella, sujetando sus hombros por debajo de su espalda y haciendo más pronunciadas las oleadas de placer. Los jadeos que ella producía se filtraban a través de todo el cuerpo de Tom, que se volvía loco por todas las sensaciones y los deseos que llenaban su cuerpo.
Los músculos de los cuerpos de ambos se tensaron a la vez y con el estallido de una luz cegadora Tom, cayó exhausto… esa luz que como cada noche lo dejaba solo en su cama.
Rendido se volvió a meter en la cama y se durmió.
Las luces de la mañana despertaron a Tom…los rayos del sol le molestaban en los ojos…
Durante todo el día Tom estuvo ausente. Prácticamente no había hablado y se extrañaban sus comentarios que hacían que todos se rieran…pero él tenía la cabeza en otra parte…en esa chica…
-Tom ¿Dónde mierda estas? –le recriminó Bill
-Acá ¿no me ves? –le contestó Tom
-Podes poner un poco de atención a lo que estamos haciendo –lo retó su gemelo
-Ok, ok –dijo Tom
Los cuatro integrantes de la banda se dirigieron a una sala donde harían una sesión de fotos luego de una entrevista que habían dado para una revista de música
-Espero que para las fotos estés mas atento que en el reportaje –dijo George
-Es verdad, apenas dijiste palabra –dijo Gustav extrañado
Los G´s se adelantaron un poco
-Volviste a soñar con esa chica ¿verdad? –preguntó Bill
Tom hizo una mueca de fastidio que confirmó las sospechas de Bill
-Vas a tener que parar con eso Tom. Te vas a volver loco –le dijo Bill
-Yo no elijo soñar con ella. Ella simplemente aparece y …. –dijo Tom
-¿Y? –pregunto su hermano
Entonces Tom le contó lo que sucedía cada noche. Bill lo miraba asombrado.
-…y ella te dice que se van a encontrar fuera de tus sueños –dijo Bill maravillado
-Si. Y después desaparece tras una luz brillante –dijo Tom con un suspiro
Entraron en la sala de fotografías. El lugar estaba lleno de luces, pantallas, paraguas plateados, telas, trípodes y cámaras.
Un hombre se acercó a ellos y les dijo que se vayan acomodando sobre unas tarimas. Primero harían las fotos individuales y luego las grupales.
Tom fue el primero en acomodarse en el lugar indicado, el hombre que se presentó como ayudante de fotografía le dijo que le tomaría la muestra de reflejo de luz.
Puso frente a su cara un pequeño aparato y apretó un botón, una intensa luz lo cegó momentáneamente.
Esa luz… la misma luz…
Cuando sus ojos recuperaron la vista normalmente se encontró frente a frente con ella.
Con la chica de sus sueños.
Pestaño varias veces, creyendo que era una alucinación pero ella seguía estando ahí frente a él.
Ella le sonreía, con esa sonrisa que hacía estragos en Tom.
Solo en ese momento se dio cuenta que ella tenía una cámara de fotos en la mano. Era la fotógrafa
-Vos… -balbuceó Tom
-Soy Ana, la fotógrafa –dijo ella tranquilamente
-Pero…yo... vos sos… –dijo Tom confundido
-Sí. Soy yo –dijo ella con una sonrisa enigmática clavando sus ojos azules en los de Tom