viernes, 24 de septiembre de 2010

In die nacht


 La luz cegadora volvió a despertarlo.
Era la cuarta noche seguida que le sucedía. Tom abrió los ojos apenas unos milímetros.
Apoyó los antebrazos sobre el colchón incorporando levemente su torso.
Como cada noche supo que estaba sólo, que ella había desaparecido tras ese resplandor.
Sentía el cuerpo sudoroso y el corazón acelerado debido a los momentos pasados, levantó la sabana solo para comprobar que no todo era sudor en su cuerpo, nuevamente la marca del deseo estaba estampada en sus bóxers.
Se dejó caer pesadamente sobre la almohada y se cubrió los ojos con uno de sus brazos.

-Mierda, otra vez... –dijo Tom soltando un bufido de fastidio.

Tom no mojaba su ropa interior con poluciones nocturnas desde que tenía 12 años, pero en las últimas noches le había sucedido una y otra vez.
La chica con la que soñaba cada noche era la responsable de esa situación.
El reloj de su mesa de noche marcaba las 4 de la mañana, Tom se levantó y salió de su habitación, iría a la cocina a tomar un poco de agua.
Sentía la garganta seca por los gemidos que había emitido.
La casa estaba en silencio, Bill había salido con George y aun no había vuelto, lo habían invitado pero el dijo que no tenía ganas de salir

***Flash Back***

-¡¿Que no tenes ganas de salir?! –Había preguntado con asombro Bill alzando las cejas

-No, no quiero salir –dijo Tom

-¿Te sentís bien? –preguntó Bill con un dejo de preocupación

-Perfectamente. Sólo me quiero ir a dormir –le contestó Tom

-Para ver si aparece tu chica... –se burló su hermano un poco más tranquilo

-Ella es real –dijo Tom

-Tom te estás obsesionando –dijo Bill serio

-Bill, sé que ella existe –dijo Tom con firmeza

-Si, en tu mente –dijo Bill con una sonrisa socarrona

-Yo se que ella existe y algún día la voy a encontrar –había dicho Tom antes de dirigirse a su habitación cerrando la puerta de un golpe

*****fin Flash Back******

Pero ahora como cada noche, se planteaba si en realidad no estaría volviéndose loco.
Abrió la heladera y saco una botella de coca cola que bebió entera dando grandes tragos. Se quedó apoyado contra la encimera de la mesada, los brazos a los costados, las manos sobre el frío mármol y la cabeza hundida entre los hombros.
La primera imagen que se le vino a la cabeza en cuanto su mente se despejó, fue la de una chica de cabellos rubios cayendo por su espalda, con un vestido blanco como el reflejo de la luna, unos rasgos finos y perfectamente marcados, junto con unos grandes y tranquilizantes ojos azulez…era demasiado perfecta…quizás lo había soñado…pero era tan real…

-¿Dónde estás? –se preguntó en un murmullo

Se quedó allí unos minutos, no quería volver a su cama, no quería volver a dormir, no quería saber que ella sólo habitaba en sus sueños
Se separó de su apoyo y caminó cansinamente hacia su habitación.
Entró en la oscuridad del lugar que solo era interrumpido por el paso fugaz de las luces de los vehículos que circulaban por la calle. 
Se sentó en el borde de la cama con los brazos sobre sus muslos, el viento que se colaba por la ventana abierta movió la cortina y Tom cerró los ojos.
Las imágenes de su musa aparecieron como por arte de magia
Ella se vislumbraba vaporosa en la ventana abierta, al principio creyó que solo era el movimiento de la cortina con el viento, pero no, ahí estaba ella.
La imagen más irreal que jamás había visto en su vida…la figura alta y delgada de una chica de espaldas a él.
Observaba a través de los ventanales que  salían al balcón, una reluciente luna llena. La puerta de cristal que daba al exterior se encontraba abierta y la brisa nocturna hacía que sus ropas y su cabello se movieran levemente.
Un vestido blanco de tirantes, que relucía con el reflejo de la luna, que le llegaba a mitad de sus muslos dejando ver unas piernas perfectamente torneadas. La tela era sutil  y que caía dejando notar levemente las curvas de su cuerpo…un cuerpo deliciosamente formado y deseable.
Los cabellos rubios caían hasta el final de su espalda como una cortina dorada. Su piel, al igual que toda ella, brillaba con ese reflejo de la estrella de las noches, de manera que el conjunto hacía que fuese completamente irreal.
Una imagen capaz de hacer perder la cabeza a cualquier persona.
Quería reaccionar…ser capaz de decirle algo a esa chica…pero ni siquiera era capaz de parpadear… lo atormentaba el miedo a que desapareciera si la dejaba de observarla durante un solo segundo.
La imagen fue variando ante los ojos de Tom mientras que esa figura se iba dando la vuelta poco a poco…su perfil…Tom estaba tan absorto en distinguir cada rasgo de esa perfecta imagen que distinguió a la perfección.
La curvatura de sus pestañas, como sus labios sumamente perfectos sobresalían en perfecta armonía con sus rasgos… Los ojos azules…tranquilos y serenos…al igual que todo su rostro y toda su expresión, quedaron frente a él, mirándolo fijamente…sin otra expresión aparente salvo tranquilidad.
Un pensamiento estúpido y repentino surcó su cabeza…como cada noche no había pensado en otra cosa, tenía que ser suya…
Sus pies se movieron hacia delante…con una serenidad que ni Tom siquiera comprendía, sin apartar los ojos de esa perfecta mujer, que simplemente lo miraba. Quedaron a escasa distancia cuando los pies de Tom se pararon…algo tenía esa chica que lo hipnotizaba…algo demasiado irreal pero a la vez demasiado apetecible…
El brazo de Tom se movió lentamente hacia ella .Tom, volvió a clavarse esos ojos en los de él, quería tocarla, la quería para él…

-Tom… -dijo ella susurrante

-Volviste... –dijo él con ansias

-Sí. Como cada noche hasta que por fin nos encontremos fuera de tus sueños –le dijo ella

-¿Cuándo va a suceder eso? –preguntó Tom tomándola de la cintura

-No lo sé –dijo ella antes de besar sus labios con suavidad

Tom podía sentir la calidez de su aliento al acercarse, la humedad de su lengua al pedir permiso para meterse en su boca.
Aquello era tan real que difícilmente podría ser un sueño.
Tom abarcó el etéreo cuerpo de la chica con sus brazos rodeando su cintura y la atrajo hacia su pecho.
Ella elevó los suyos para atraparle el cuello. Sus bocas seguían unidas, pendiente una de la otra
Tom movió la mano acariciando su cintura y presionó la curva de la columna vertebral, acercando el vientre de ella al suyo, sintiéndola más cerca.
Deslizó sus manos acariciando el perfecto y contorneado cuerpo de la chica hasta sus hombros, donde se hallaban los tirantes que mantenían el vestido fijo a lo largo de su cuerpo.
Separó los tirantes con lentitud, los cuales resbalaron por los brazos de ella junto con el vestido que quedó en el suelo. Tom la abrazó con fuerza, estrechándola en sus brazos y le faltó el aliento cuando se dio cuenta de que ella ya estaba totalmente desnuda.
Ella tiró un poco de los bóxers los cuales, terminó Tom  por despojarse y dejando que  cayeran también al suelo.
Lentamente fueron dejándose caer sobre la cama.
Ella se acomodó en la cama de manera de quedar tendida junto a él. Con su boca dibujó una línea sucesoria de besos desde su boca hasta su vientre lo que produjo una serie de pequeños estallidos de placer en todo el cuerpo en Tom. Giraron en la cama, quedando ella encima de él y reincorporando su espalda para quedar a horcajadas sobre Tom. Él no podía soportar estar alejado de ella, quería tenerla cerca siempreTom levantó también su espalda juntando sus pechos desnudos.
Las manos de Tom se movían por la espalda, besando su cuello, ella movió su cadera levemente haciendo que Tom gimiera de placer. El calor los envolvía y los llenaba de sensaciones inexplicables…él la acercaba más a sí mismo agarrando sus caderas y presionando su espalda, se estaba volviendo loco, esa mujer le hacía sentir lo que ninguna otra había conseguido, la perfección que la envolvía lo inducía a la locura y sus movimientos, ahora suaves, serenos, pausados y acompasados encima de él lo embriagaban de placer.
Tom giró sobre ella dejándola atrapada entre su cuerpo y el colchón de la cama. Las manos de él, a ambos lados del cuerpo de ella, quedaron posadas sobra la cama separando sus pechos. Con un movimiento certero entro en el cuerpo de lla al tiempo que lanzaba un gemido ahogado con los ojos cerrados. La cadera de Tom se movía provocando embestidas de placer en el cuerpo de la chica. Los músculos de los brazos de Tom, eran fuertes pero estaban tensos y cansados por el esfuerzo de mantener su peso. Ella se agarraba a las sábanas con todas sus fuerzas.
Tom, calló de nuevo sobre ella, sujetando sus hombros por debajo de su espalda y haciendo más pronunciadas las oleadas de placer. Los jadeos que ella producía se filtraban a través de todo el cuerpo de Tom, que se volvía loco por todas las sensaciones y los deseos que llenaban su cuerpo.
Los músculos de los cuerpos de ambos se tensaron a la vez y con el estallido de una luz cegadora Tom, cayó exhausto… esa luz que como cada noche lo dejaba solo en su cama.
Rendido se volvió a meter en la cama y se durmió.
Las luces de la mañana despertaron a Tom…los rayos del sol le molestaban en los ojos…
Durante todo el día Tom estuvo ausente. Prácticamente no había hablado y se extrañaban sus comentarios que hacían que todos se rieran…pero él tenía la cabeza en otra parte…en esa chica…

-Tom ¿Dónde mierda estas? –le recriminó Bill

-Acá ¿no me ves? –le contestó Tom

-Podes poner un poco de atención a lo que estamos haciendo –lo retó su gemelo

-Ok, ok –dijo Tom

Los cuatro integrantes de la banda se dirigieron a una sala donde harían una sesión de fotos luego de una entrevista que habían dado para una revista de música

-Espero que para las fotos estés mas atento que en el reportaje –dijo George

-Es verdad, apenas dijiste palabra –dijo Gustav extrañado

Los G´s se adelantaron un poco

-Volviste a soñar con esa chica ¿verdad? –preguntó Bill

Tom hizo una mueca de fastidio que confirmó las sospechas de Bill

-Vas a tener que parar con eso Tom. Te vas a volver loco –le dijo Bill

-Yo no elijo soñar con ella. Ella simplemente aparece y …. –dijo Tom

-¿Y? –pregunto su hermano

Entonces Tom le contó lo que sucedía cada noche. Bill lo miraba asombrado.

-…y ella te dice que se van a encontrar fuera de tus sueños –dijo Bill maravillado

-Si. Y después desaparece tras una luz brillante –dijo Tom con un suspiro

Entraron en la sala de fotografías. El lugar estaba lleno de luces, pantallas, paraguas plateados, telas, trípodes y cámaras.
Un hombre se acercó a ellos y les dijo que se vayan acomodando sobre unas tarimas. Primero harían las fotos individuales y luego las grupales.
Tom fue el primero en acomodarse en el lugar indicado, el hombre que se presentó como ayudante de fotografía le dijo que le tomaría la muestra de reflejo de luz.
Puso frente a su cara un pequeño aparato y apretó un botón, una intensa luz lo cegó momentáneamente.
Esa luz… la misma luz…
Cuando sus ojos recuperaron la vista normalmente se encontró frente a frente con ella.
Con la chica de sus sueños.
Pestaño varias veces, creyendo que era una alucinación pero ella seguía estando ahí frente a él.
 Ella le sonreía, con esa sonrisa que hacía estragos en Tom.
Solo en ese momento se dio cuenta que ella tenía una cámara de fotos en la mano. Era la fotógrafa

-Vos… -balbuceó Tom

-Soy Ana, la fotógrafa –dijo ella tranquilamente

-Pero…yo... vos sos… –dijo Tom confundido

-Sí.  Soy yo –dijo ella con una sonrisa enigmática clavando sus ojos azules en los de Tom




My Sexy Uomo

lunes, 20 de septiembre de 2010

Tokio Hotel en la argentina en el 2010, La lucha no ha terminado!

Como todos saben la gira que realizara tokio hotel por Sudamerica ya esta cerrada, y la argentina no se encuentra en ella, ya que no hubo negociacion con fenix (la empresa que estaba negociaciando su visita a suelo argentina) pero Fenix Entertainment no es la unica empresa que organiza eventos en la argentina, aun no hemos perdido, podemos lograr que otra empresa intente una negociacion, pero para ello necesitamos la ajuda de todos los fans de tokio hotel en la argentina y sus alrededores, fenix ya no puede hacer nada, asi que no tiene caso que sigamos insistiendo, ahora hay que intentar con las demas empresas de la argentina, para que vean que hay miles de fans en este pais que no nos rendimos hasta que logremos tener a nuestros idolos en nuestro pais!
Estas son algunas de las empresas que realizan eventos y conciertos de la argentina:

Time For Fun:
pagina: http://www.t4f.com.ar/
direccion comercial: comercial@t4f.com.ar

Live Nation (tiene un acuerdo exclusivo con la compania Time For Fun):
pagina: http://www.livenation.com/
facebook: http://www.facebook.com/LiveNation

Stargate:
pagina: http://www.stargateproductions.com.ar/

Aun hay tiempo, podemos lograr que tokio hotel pise suelo argentina a fines del 2010! hay que comenzar invadiendo estas paginas y contactarnos con estas empresas, alguna lograra cumplir nuestro sueño

viernes, 17 de septiembre de 2010

JUNTOS


Sus manos recorrían cada rincón de mi piel haciendo que todo mi interior temblara; su respiración en mi cuello me encantaba, sus pequeños susurros me hacían sonreír en medio de aquel acto de amor.
No entendía, no había explicación o palabras para describir todo lo que él con un simple beso, una simple mirada provocaba; era como si me robara el aire con solo pronunciar mi nombre. Era una sensación fascinante.
Nunca me cansaba de su cuerpo, de ese aroma tan varonil que lo caracterizaba, de su sonrisa… Él para mí era simplemente la perfección hecha persona; aunque estuviera días, noches, semanas buscándole algún defecto siempre terminaría en la misma respuesta: Ninguno. Era perfecto y era mío. Sus manos delinearon una vez más mi silueta llevándose consigo la pequeña capa de sudor que me cubría; yo solo me dedicaba a acariciar su anatomía, su piel era blanca como una perla y suave como la de un bebe.
La luz de las pequeñas velas que adornaban el suelo de la sala nos daba la iluminación perfecta para la ocasión, aunque varias se habían deshecho quedaban las suficientes para apreciar su rostro; la cabaña tenía una aroma suave y fresco gracias a los pétalos de rosa que se encontraban esparcidos por toda la habitación.
Sentí sus labios unirse con los míos formando un lento pero apasionado beso; su sabor era dulce pero nunca empalagoso más bien diría adictivo, su lengua se enredaba con la mía robándome por completo el aliento y sus dientes de vez en cuando mordían mis labios sin hacerme daño.
Mis manos se aventuraron por su cuerpo hasta llegar a la última prenda que lo cubría: aquel sensual bóxer negro; lenta y parsimoniosamente comencé a bajarlo, cuando mis manos ya no alcanzaban mas, con su ayuda y mis piernas, retiramos la prenda.
Estábamos totalmente desnudos proporcionándonos miles de caricias, transmitiéndonos todo lo que sentíamos por medio de un beso. Era perfecto y era mío.
El tiempo transcurrió hasta que sentí como si se hubiese detenido en el momento que una fuerte pero placentera presión en mi entre pierna se hiciera notar; me estaba haciendo suya una vez más.
Sus movimientos eran lentos y cuidadosos, sus manos seguían recorriendo todo mi cuerpo sin olvidar ningún espacio, sus labios besaban la piel de mi pecho y por instantes su lengua hacia acto de presencia; amarre mis piernas a su cadera para evitar que se alejara demasiado, al mismo tiempo mis manos se enredaban entre sus negras trenzas, y tironeando un poco de ellas cuando de mi boca se escapaban algunos gemidos que no eran más que de placer
No sé cuánto tiempo estuvimos haciendo el amor, aunque en realidad no le preste atención, cuando su cuerpo cayó en mi pecho.
Nos encontrábamos completamente sudados gracias a nuestro calor corporal y al poco aire que corría dentro de la cabaña. Sus manos seguían brindándome caricias tanto como las mías y su respiración agitada en mi cuello mas ciertos besitos solo hacían que me sonrisa se acrecentara.
– Creo que necesitamos un buen baño –susurre en su oído al momento que nuestras respiraciones se calmaban y que barría con mis dedos en sudor de su espalda.
– Aja –alzo su cara haciendo que me perdiera en su mirada, nos quedamos unos segundos en silencio mirándonos profundamente.
El contacto se vio interrumpido por su profunda voz
– Tengo una idea –su tierna mirada paso a una picara acompañada con una torcida sonrisa que hizo que riera. Alguna locura se le había ocurrido y eso no era muy frecuente en él. ¡Cuanto lo amaba!
De la nada me alzo entre sus brazos y corrió, me aferre a su cuello riéndome como una niña pequeña.
Abrió la puerta de la cabaña y volvió con su carrera. Ya sabía lo que se proponía y lo apoyaba totalmente.
Corrió un pequeño tramo hasta que el agua salada marco el fin de su carrera.
Desnudos y a media noche entramos en las frías pero relajantes aguas del mar.
No podía parar de reírme, tanto que lo contagie a él. Jugamos un rato en el agua, mojándonos por completo, disfrutando de ella.
– Esto es genial –susurro en mi odio cuando decidimos sentarnos a la orilla de la playa donde el agua aun nos cubría un poco. Tenía mi espalda pegada a su pecho sintiendo cada latido de su corazón y sus manos alrededor de mi cintura dándome caricias en mi estomago.
– Es maravilloso –susurre jugando con sus dedos y el agua. Nos quedamos unos minutos en silencio, solo escuchando el sonido de las olas y nuestras respiraciones.
– Me mentiste –murmuro y yo me sorprendí. Me gire solo un poco para mirar su perfil clavado en el movimiento del mar.
– ¿Por qué lo dices? –me alarme.
– Dijiste que no estaríamos juntos hoy –giro su cabeza y me dedico una mirada mas una sonrisa. Suspire y me acomode en mi posición anterior.
– Y era cierto
– No lo era, porque… ¿entonces como estas ahora conmigo? –sentí sus brazos apretarme más a su cuerpo.
– Porque me obligaste –dije fingiendo dolor y dejando caer mi cabeza en mi hombro izquierdo. Enterró sus labios en mi cuello dándome un pequeño beso y trazando una línea con ellos hasta mi oído.
– No veo que te quejaras mucho –susurro seductoramente y yo sonreí girando una vez más mi cabeza.
– Te amo Tom
– Yo también Ana –y me deslumbró con su perfecta sonrisa.

Perfeccion!!!!!

jueves, 16 de septiembre de 2010

Amandote en silencio


 Estaba ansioso. Mientras me cambiaba pensaba en la llamada que había recibido. Ella parecía nerviosa. ¿Habría pasado algo?
Agarré mis cosas y salí corriendo hacia el lugar en el que habíamos quedado en encontrarnos, la playa.
Tras quince minutos de camino llegué, y allí estaba ella; preciosa como siempre, sentada sobre la arena, mientras observaba el horizonte.
Me acerqué lentamente y la saludé. Me miró y sus ojos estaban húmedos y tristes. No entendía qué era lo que pasaba.
Me senté a su lado y esperé a que comenzara a hablar.
Tardaba en hacerlo y mis ansias eran cada vez mayores, así que decidí preguntar.
-Ana… -dije, y ella me miró-. ¿Qué era lo que tenías que decirme? ¿Pasó algo grave? Parecías nerviosa por el teléfono.
Tardó en contestar. Al parecer buscaba las palabras exactas con las cuales hacerlo. Finalmente, y tras un suspiro, respondió:
-Tom… Me mudo –dijo en un tono muy bajito y sin mirarme a los ojos-.
La miré sorprendido. ¿Se mudaba? No podía ser.
Un montón de preguntas surgieron en mi interior. No sabía por cual comenzar, sin embargo, antes de que pudiera abrir la boca ella la tapo con su dedo índice.
-No digas nada. Solo te pido que no me odies. Me voy a Berlín, esta noche. Lo siento, sé que te lo tendría que haber contado antes, pero… tenía miedo.
-Decime que es una broma –ella negó gravemente con la cabeza y en ese momento una lágrima rodó por su mejilla-. No te podés ir. Ana, yo…
Quizás aquella era mi última oportunidad, debía contarle todo. Pero por alguna razón dudaba. Algo en mi interior me impedía hacerlo… Medite algunos segundos en los cuales no dije nada. Ella aún me miraba, esperando a que acabase aquella frase, sin embargo, nunca lo hice. No me atreví…
Cerró los ojos y de su cuello quitó aquel collar, con la letra “A”, que llevaba puesto desde pequeña.
-Quiero que te lo quedes y nunca te olvides de mí –dijo dándomelo-.
-No te vayas, por favor… -le supliqué-.
-Ya no hay vuelta atrás… -dijo tristemente, mientras se levantaba-.
Y se fue. Esa fue la última vez que la vi. Con aquel vestido celeste que tan hermoso le quedaba, con su pelo rubio jugueteando con el viento, corriendo hacia el coche donde alguien la esperaba.
Había perdido mi última oportunidad. No había sido capaz de decirle que la amaba y ya no habría otra ocasión.
En aquel momento, y aunque sabiendo que ya no podría oírme, solo se me ocurrió decir:
-TE AMO ANA


Cuando mi padre me dijo que lo trasladaban por su trabajo a Berlín vi que era la excusa que necesitaba para alejarme de Hamburgo
-¿Estás segura que querés mudarte? si querés podes quedarte –me preguntó mi padre
-No. Me voy a Berlín con vos –dije con una seguridad que no sentía
No podía quedarme en esta ciudad. Aquí estaba él y era por él que me tenía que ir.
Me lo había dejado bien claro unas noches atrás. 
Solo era su amiga.
-Sos la mejor amiga que alguien pueda tener. Y yo soy el más afortunado por tenerte –me dijo, con brillo en los ojos y con esa sonrisa tan maravillosa. 
Amiga, lo había dicho bien claro. Pero yo no quería estar en esa categoría porque yo lo amaba. Seguir viéndolo todos los días y saber que nunca sería mío me iba matando por dentro, por eso no dudé en aceptar el traslado
Lo único malo es que no se lo había contado. El aun no sabía que me iba. Se lo tenía que decir hoy si o si. Tomé el teléfono y lo llamé
-Hola belleza –me saludó como siempre
-Tom ¿podemos vernos? Necesito decirte algo –dije tratando que mi voz sonara igual que siempre a pesar de tener un nudo en la garganta
-Claro. Voy a buscarte a tu casa –dijo él
-No, en mi casa no. Estoy en la playa te espero acá –dije y una lágrima se escapó de mis ojos
-Ya voy –dijo y cortó la comunicación
Sabía que no tardaría mucho en llegar porque su casa quedaba cerca de la playa. Me quedé sentada en la arena a esperarlo. Mi mirada se perdió en el horizonte. Era terriblemente doloroso saber que ya no tendríamos encuentros en la playa para confiarnos nuestras cosas, ya no habría más risas cómplices ni charlas interminables. 
Después de hoy ya no habría más que recuerdos.
Lo sentí acercarse y mi corazón se desbocó. Se acercó y me dio un tierno beso en la mejilla. Mis ojos no podían retener las lágrimas.
Se sentó a mi lado y esperó a que yo comenzara a hablar, pero las palabras se negaban a salir.
-Ana… -dijo. Lo miré a los ojos-. ¿Qué era lo que tenías que decirme? ¿Pasó algo grave? Parecías nerviosa por el teléfono.
Tardé en contestar. Buscaba las palabras exactas con las cuales explicarle todo. Finalmente, y tras un suspiro, dije:
-Tom… Me mudo –lo dije en un tono muy bajito y sin mirarlo a los ojos
Se quedó callado procesando lo que le había dicho. Vi su intención y antes de que pudiera abrir la boca se la tapé con mi dedo índice.
-No digas nada. Solo te pido que no me odies. Me voy a Berlín, esta noche. Lo siento, sé que te lo tendría que haber contado antes, pero… tenía miedo –le dije
-Decime que es una broma –Me dijo. Yo se lo negé gravemente con la cabeza y en ese momento una lágrima rodó por mi mejilla-. No te podés ir. Ana, yo…
El corazón se me paralizó un instante, quizá me había equivocado y en realidad él me quería mas allá de nuestra amistad. Quizá es eso lo que me quiere decir, que él también me ama…Lo me miraba, esperando a que acabase aquella frase, sin embargo, nunca lo hizo. Todo había sido una falsa ilusión de último momento.
Cerré los ojos y de mi cuello quité el collar, con la letra “A”, que llevaba puesto desde pequeña.
-Quiero que te lo quedes y nunca te olvides de mí –dije dándoselo-.
-No te vayas, por favor… -dijo casi en una suplica-.
-Ya no hay vuelta atrás… -dije tristemente, mientras me levantaba.
No me acerqué a darle un beso de despedida, no quería que se diera cuenta de mi dolor. Me alejé de allí corriendo con la vista nublada por las lágrimas. El viento arremolinaba mi pelo y embolsaba el vestido celeste que me había puesto sólo para él, porque sabía que era uno de sus preferidos.
Me subí al taxi que me estaba esperando y me fui a mi casa a buscar el equipaje. Mientras el auto arrancaba eche un último vistazo a la figura que había quedado sentada en la arena
-Te amo, Tom –dije en silencio

Me quedé sentado en la arena viendo como ella se alejaba para siempre de mí. En la mano sentía el frío metal del collar que hacía instantes me había dado a modo de despedida.
“Quiero que te lo quedes y nunca te olvides de mí”
¿Cómo se le puede ocurrir que me voy a poder olvidar de ella? La llevaba clavada en el corazón. La necesitaba hasta para respirar.
Extendí la cadena y el dije con la letra A brillo lanzando destellos dorados. Esa letra que siempre había tocado su piel… la acerqué a mis labios y la besé.
Era el beso que debí darle a ella y no me atreví.
¿De verdad iba a permitir que se fuera?
Me levanté de golpe y corrí por la arena, llegué hasta la rambla, crucé la calle a la carrera y casi sin mirar hasta donde estaba mi auto estacionado, en el trayecto saque del bolsillo mi celular y las llaves. Desbloquee las puertas con el mando a distancia y me subí, arranqué el auto y comencé a circular mientras me abrochaba el cinturón de seguridad. Giré en U por la avenida para intentar dar alcance al auto en el que iba Ana.
Mientras tanto pulse la tecla de rellamada y esperé… Ana tenía su teléfono apagado.
-Mierda –dije y tiré el teléfono en el asiento del acompañante
Aceleré pasando los autos por un lado u otro, el pecho me dolía de pena.
-Ana. Esperame, por favor –rogué
Delante mío iba un auto a baja velocidad y por el medio de la calle impidiendo que pudiera rebasarlo, encima en la bocacalle el semáforo se puso rojo justo cuando me tocaba pasar. Todo estaba en mi contra…..
La espera hasta el cambio de color se me hizo eterna, cuando el verde me dio paso salí haciendo chillar las ruedas.
Ya casi estaba alcanzando la autopista que me llevaría al aeropuerto, pero la suerte no estaba de mi lado una vez más
Un operativo de transito.
-La puta madre… -dije mientras le sonreía falsamente al oficial que me indicaba que me estacione.
Le di todos los documentos que me solicitó. El tipo se tomó todo el tiempo del mundo para revisar los papeles.
Miré con desesperación el reloj pulsera de mi muñeca y pegue la frente contra el volante del auto volviendo a suplicarle a Ana que me esperase
-Todo está en orden –dijo el oficial mientras me tendía los documentos. Casi se los arranco de la mano del tirón que le di

-Buenas noches –dije y arranque no muy ligero porque no quería que me detuvieran.
Una vez en la autopista, pisé el acelerador y mi auto salió disparado.
-Tengo que llegar, tengo que llegar –repetía sin cesar
Entre al estacionamiento del aeropuerto y estacione en el primer lugar que encontré libre. Baje y corrí desesperado hacia el hall del aeropuerto.
Al entrar me fije en la pantalla buscando la información de los vuelos a Berlín. Había 2 uno acababa de despegar el otro comenzaba a embarcar por la puerta 14.
Salí disparado hacia esa puerta rogando que Ana no estuviera en el avión que acababa de despegar. En el camino choque con unas cuantas valijas y salté bolsos como si estuviera en una competencia de obstáculos.
Cuando llegue a la puerta 14 la busque entre la gente que estaba esperando pero no la vi.
Estaba agotado por la carrera y me faltaba el aire por la angustia asíque me incliné hacia adelante apoye las manos en las rodillas dejando caer mi cabeza y cerré los ojos
La había perdido. La había dejado ir…
-Deberías salir a correr más seguido, estas en un estado físico deplorable… -dijo una voz a mi lado
Abrí los ojos y me incorporé de golpe. Ahí estaba ella, tan hermosa como siempre.
La abracé y la pegue contra mi cuerpo
-Amor, no te vayas por favor –le pedí con mi boca pegada a su oído
Ella se quedó paralizada un instante y luego rodeo mi cintura con sus brazos.
-No me pude ir. A último momento me arrepentí. Iba a ir a buscarte –dijo ella sonriendo.
Suspiré de alivio. Me separé un poco de ella, levanté las manos y la tomé por las mejillas, acercándome con rapidez hasta poner mis labios en los suyos.
Comencé a besarla con suavidad, ahogando cualquier gemido de sorpresa… lancé un suspiro de pasión cuando su cuerpo se estremeció entre mis manos…
Sonreí al sentirle responder a mi beso, subió su manos y las entrelazó en mi  cuello, ladeando al cara para darme un mejor acceso.
Nos besamos hasta que sentimos que nos faltaba el aliento. Nos quedamos mirando sin soltarnos, jadeando, sintiendo el cálido aliento que despedían nuestros temblorosos labios de los del otro…
-Te Amo, Ana
-Te Amo, Tom

Salimos abrazados del aeropuerto rumbo al auto de Tom. Aún no podía creer lo que estaba sucediendo. 
Tom me había ido a buscar, me había besado y me había dicho que me amaba… Yo caminaba como en una nube.
Llegamos y antes de abrir la puerta del vehículo me envolvió con sus fuertes brazos y volvió a posar sus labios en los míos. Mi boca se abrió automáticamente para recibirlo.
Fuimos hasta mi casa, durante el trayecto aprovechábamos los semáforos que nos  detenían para besarnos y mimarnos, total teníamos todo el tiempo para nosotros.
Cuando entramos en mi departamento Tom no dejó que encendiera las luces, descorrió las cortinas y dejamos que la luna llena nos bañara son su luz. Esa penumbra azulada era todo lo que necesitábamos.
Abrazados y besándonos con pasión caímos uno sobre el otro en futón del estar. Me separé para mirarlo a la cara mientras las sombras se ceñían sobre nosotros. Sus ojos brillaban de pasión lo que hizo que mi deseo aumentara aún más. Tom me tomó por la cintura y me sentó a horcadas suyo. Mis piernas quedaron a los lados de su cadera y eso hizo que me pegara a su cuerpo. Con delicadeza comenzó a quitarme el vestido y empezó a besarme el cuello mientras deslizaba la tela lentamente por mis hombros hasta que quedó echa un bollo en el piso.
Pasé mis manos por debajo de su remera para poder acariciar ese pecho musculoso que tanto me gustaba. Sus besos eran cada vez más intensos, fue bajando la cabeza y tomo uno de mis pechos con su boca, el contacto frío de su piercing  hizo que una descarga de deseo estallara por debajo de mi ombligo. Sus manos acariciaban mis nalgas buscando ir un poco más allá. Fui bajando mi mano mientras le acariciaba los abdominales, hasta llegar al borde de su jeans. Con un movimiento rápido se quitó la remera y nuestras pieles se juntaron.
Se levantó y conmigo aun alzada me llevó hasta mi habitación. Me tumbó en la cama quedando sobre mí. Puso los brazos a los costados míos para no aplastarme y comenzó a besarme otra vez. El calor me invadía y la excitación se apoderaba de mi, podía notarlo en cada fibra de mi ser y pude sentir que a él le pasaba lo mismo.
Se separó para poder quitarse el resto de ropa, colocarse el preservativo y luego volvió a colocarse encima mío, yo le rodeé la cintura con mis piernas, mientras que un segundo después le clavaba las uñas en la espalda disfrutando de ese momento único de estar vientre contra vientre, labio contra labio.
Enterré mi cabeza en su hombro oyendo sus jadeos en mi oído, y le mordí suavemente la clavícula, sus movimientos se aceleraron, su espalda se arqueo y todos nuestros músculos se tensaron al llegar el momento del orgasmo. Noté como se dejaba caer sobre mi y su corazón latiendo apresuradamente contra mi propio pecho. Deslicé mi mano por su espalda cubierta por una fina capa de sudor, él levantó la cabeza lentamente para observarme, mientras ambos intentábamos acompasar correctamente la respiración.